jueves, mayo 20, 2010

Ante la escasez de aceite en las góndolas, peligra el Plan de Defensa del Bicentenario



A días de celebrar su Bicentenario, la Argentina enfrenta el mayor desafío en materia de Defensa desde que Kirchner asumió el poder, en 2003.


Se trata del Plan de Defensa del Bicentenario, un austero pero realista plan elaborado por el Ministerio de Defensa en base a distintas hipótesis de conflicto, que prevé, a tono con la celebración, “la defensa del territorio nacional ante cualquier eventualidad, recreando para ello el exitoso esquema de defensa utilizado en las Invasiones Inglesas”. En otras palabras: arrojar aceite hirviendo al hipotético invasor desde los techos, junto con piedras y otros enseres populares.

El Ministerio de Defensa reconoció que el plan está basado en una tira cómica de Felipe Pigna, en la cual los ingleses fueron reemplazados por ninjas para hacerles “más amena” la lectura a los pibes.

Ante las consultas, sin embargo, la ministra de Defensa, Nilda Garré, tuvo que admitir que el plan es “más pragmático y menos simbólico de lo que parece”, y reconoció que piedras por ahora hay, pero la escasez no sólo de aceite, sino también de techos, hace que la aplicación del Plan de Defensa del Bicentenario en la actual coyuntura esté muy lejos de ser viable.

Nilda Garré, humilde: “No sé lo que es un FAL, pero sí qué es aceite, y aceite ya no queda más”.

Moreno, en el ojo de la tormenta. Al parecer, las intervenciones megalómanas del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, colisionaron con los intereses del Ministerio de Defensa, y por eso el Plan de Defensa del Bicentenario se encuentra virtualmente paralizado ante la escasez de aceite. Fuentes del Ministerio confirmaron que el propio Moreno se apersonó en la entrada del edificio con su famosa pistola para comprobar la situación de escasez. “No, acá no hay aceite” informó tras su salida del Ministerio, donde no halló resistencia, y del cual se llevó distintos efectos personales por un valor de 5000 dólares.


Moreno comanda una razzia por el Once en busca de aceite; supermercadistas chinos denuncian malos tratos.


¿Y las máquinas? Al ser informada sobre el problema defensivo, la presidente de la Nación, Cristina Kirchner, aludió a él en uno de sus numerosos discursos en la Cumbre UE-MERCOSUR, al declarar que “nosotros, los progresistas, creemos que si viene la guerra, hay que prepararse para la paz”, en una torcida interpretación del aforismo latino, y anticipó que enviará “alimentos no perecederos, medicamentos y frazadas” tanto a Polonia, cuya cúpula gubernativa pereció en un accidente aéreo hace dos meses, como a Grecia, que sufre un severo colapso financiero, porque “una tragedia es una tragedia, sin importar la religión ni el color de la piel”.

Cristina, dando cátedra en el Viejo Mundo: “La única solución a la crisis es la nuestra: gastar, gastar y gastar”, es decir, la misma fórmula que los metió en el problema en un principio.

Sin embargo, puertas adentro, la presidente se mostró preocupada por el problema y se comunicó con Nilda Garré para saber cuántas MPT (Máquinas de Pisar Traidores) tiene hoy por hoy el Estado argentino para defenderse en caso de una agresión foránea, y en qué estado se encuentran. Garré admitió que por el momento hay una sola MPT que se encuentra en estado operativo, pero que en estos momentos está de vacaciones.

La más voluminosa y moderna MPT se encuentra de vacaciones en Teherán. Si se resuelve el tema de los honorarios, estaría de vuelta para defender a la patria recién en agosto.

Confuso episodio. Por su parte, Luis D’Elía se vio envuelto en una encendida polémica diplomática la última semana, cuando el Mossad dio a conocer una antigua grabación telefónica entre el dirigente piquetero y Fernando Esteche, líder de Quebracho, en la cual ultimaban los detalles para una virtual “toma de Tierra Santa”.


Esteche y D’Elía habrían planeado tomar Tierra Santa en el 2008, preocupados por el avance del sionismo en la Costanera Norte.



La cancillería argentina reconoció la veracidad de la grabación, pero pidió al Estado de Israel “no inmiscuirse” en la política interna del país. Al parecer, la intención, tanto de Esteche como de D’Elía, era tomar el predio del parque temático reaccionario para construir allí el “Museo de la Memoria del Museo de la Memoria”, es decir, un segundo museo dedicado a rememorar al primero.