miércoles, noviembre 22, 2006

Anecdótico: diputado duerme mientras lo destituyen y vota en su contra al despertar; “era una broma pero salió mal”, confesó otro diputado

El diputado nacional Joaquín Ramírez (Córdoba – Frente para la Victoria) dio la nota de color ayer, en la maratónica sesión en el Congreso donde se aprobaron 173 leyes en 14 segundos. Entre ellas, la Ley Herodes o De Ajusticiamiento a Primogénitos Varones, la obligación de usar traje espacial para manejar bicicletas y la Ley del Servicio de Prostitución Obligatorio, entre otras.

Sin embargo, para Ramírez no se trataría de una sesión maratónica más, sino de la última. Porque entre algunos compañeros de su bancada decidieron gastarle una broma presentando en mesa de entradas un proyecto en el cual se pedía la destitución de Ramírez, en tono de broma, alegando su “falta de idoneidad moral” por ser un “choborra y un jeropa”, entre otras acusaciones por el estilo. La idea era que el proyecto fuese girado a la Comisión de Juicio Político que él preside, y allí notase la broma propinada por sus alegres compañeros de bancada, que curiosamente iba a coincidir con su natalicio a modo de regalo.

Pero Ramírez, por problemas de salud, no asistió a la reunión de comisión, y el proyecto, inexplicablemente, fue aprobado sin disidencias, razón por la cual entró en el temario de la sesión de ayer, junto con un centenar de proyectos que conformaban el paquete para cambiar nombres a las calles, callar nombres, nombrar calles y ponerle calles a los nombres.

Al momento de la votación, por desgracia, el voto de Ramírez fue decisivo para aprobar su destitución. Según otros diputados, la votación estaba muy reñida y Ramírez dormitaba en el momento en que uno de sus compañeros le dio un codazo para que votase; éste levantó la mano rápidamente y así sentenció su alejamiento de la Cámara. Alea jacta est, le contestó de manera refinada el presidente de la Cámara baja cuando Ramírez fue a quejarse.

Los asesores del ex diputado Ramírez confirmaron que su ex empleador está pensando en llevar su caso ante la Corte Interamericana, aunque se mostraron desesperanzados por el rol significativo que él mismo tuvo en su destitución.

De la vieja escuela. Ramírez se amotina con un arcabuz en su casa de Nordelta y obliga a punta de pistola a aquellos que hacen footing por la mañana a que firmen el petitorio que clama su inocencia.

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